No existe ningún manual para ser buenas madres, pero sólo nosotras tenemos esa conexión entre la mente y el afecto que es nuestra única y verdadera guía. Mi hijo está atravesando la etapa de la pre-adolescencia que lo ubica entre la niñez y la juventud.
A pesar de que suelen decir que es una transición difícil, pienso que si el niño tiene una imagen positiva de sí mismo, será más capaz de resistir la propia presión de los cambios de su edad.
Este es un período importante, en el que adquieren nuevos conocimientos, nuevas experiencias, nuevas emociones, debemos fortalecer el diálogo abierto, respondiendo a todas sus dudas sin evasivas, brindandole un espacio de libertad y confianza porque junto con su creciente independencia, crece su sentido de responsabilidad.
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