lunes, noviembre 01, 2010

El niño bruto las matemáticas (cuento)

Como todos los años, ese año en mi colegio hubo unos cuantos niños nuevos y un nuevo profesor de Matemáticas. Uno de estos niños nuevos era tan pero tan bruto que nadie podía imaginarlo. Daba igual lo rápido o despacio que le explicasen las cosas de números, siempre terminaba diciendo alguna barbaridad: que si 2 más 2 son cinco, que si 7 por 3 eran 27, que si un triángulo tenía 30 ángulos...
Así que lo que antes para nostros era una de las clases más odiadas y aburridas, se terminó convirtiendo en una de las más divertidas. Animados por el nuevo profesor, mis amigos y yo descubríamos las burradas que decía el chico nuevo, y con un ejemplo y sin números, ayudabamos a corregirle.
Todos competíamos por ser los primeros en encontrar los fallos y en pensar en la forma más original de explicarselos. Para ello utilizabamos cualquier cosa, ya fuera útiles de nuestra cartuchera, golosinas y hasta aviones de papel.
Al niño bruto parecía no molestarle nada de aquello, pero a mi me daba pena, pues estaba seguro de que llevaba la tristeza por dentro, pues pensaba que debía sentirse inferior a nostros, así que un día decidí seguir al niño bruto a su casa después del colegio para ver que es lo que sucedía.
A la salida del cole, el niño caminó durante unos minutos, y al llegar a un pequeño parque, se quedó esperando a alguien... hasta que apareció... ¡el profesor nuevo! Se acercó, le dio un beso, y se fueron caminando tomados de la mano. En la distancia, pude oir que hablaban de matemáticas... ¡y el niño bruto se lo sabía todo, y mucho mejor que ninguno en la clase!
Me sentí tan engañado que corrí hasta alcanzarlos, y me planté delante de ellos muy molesto exigiendo una explicación. El niño bruto se puso muy nervioso, pero el maestro, comprendiendo lo que pasaba, me explicó que lo del "niño bruto" sólo era un truco para que todos los niños aprendieran más y mejor las matemáticas, y que lo hicieran de forma divertida. Además su hijo estaba encantado de hacer de "niño bruto", porque para hacerlo bien se lo tenía que aprender todo primero, y así las clases eran como un juego.
Por supuesto que al día siguiente el profesor explicó la historia al resto de mis compañeros, y ellos al igual que yo estabamos tan encantados con su clase de Matemáticas, que lo único que cambió a partir de entonces fue que todos empezamos a turnarnos en el papel de "niño bruto".
Comprendimos que hasta lo más aburrido se puede llegar a aprender casi sin esfuerzo de forma creativa y divertida.
Adaptación del cuento de Pedro Pablo Sacristan

sábado, septiembre 11, 2010

La fuerza del amor en la familia (cuento)

Hace muchos años existió un niño muy pero muy malvado, llamado Alipio, que fugó de su casa pues creía que sus padres no lo querían, así es que como él era muy infeliz, odiaba la felicidad de otros.
Ideó un plan para acabar con todas las familias del mundo, inventando muchas máquinas para tratar de separarlos.
Inventó un gas que quitaba las ganas de trabajar y de estudiar, pero fue en vano, pues eso hizo que las familias estuvieran juntas por más tiempo ya que nunca salían de casa.
Construyó otra máquina que reducía las casas, las hacía más pequeñas, de un solo cuarto, pero las familias se apretaban en menos sitio. Hizo que desapareciera la comida, pero igualmente las familias compartían lo poco que tenían. También hizo que perdieran el habla, pero fracasó al igual que en los otros inventos, pues se entendían por señas y caricias.
Creó otra máquina que hizo que cambiara el clima y que tuvieran demasiado frío, y lo único que consiguió es que se abrazaran más entre ellos para calentarse.
Y así, continuó con sus maldades tratando de separarlas, pero nada dio resultado.
Y lo que más le molestaba era que todas se resistían, sin importar cuántas personas había en cada familia. Pobres, ricos; Grandes, pequeños; Niños, jóvenes o ancianos, todos permanecían juntos.
Hasta que finalmente descubrió cuál era la fuerza de todas las familias: todos se amaban, y no había forma de cambiar eso.
Y aunque trató de inventar algo para destruir el amor, no lo consiguió, y triste por no haber podido acabar con la felicidad en el mundo, se rindió y decidió regresar a casa para ver a sus padres, llorar, pedirles perdón y contarles lo ocurrido.
Y a pesar de todas las maldades que había hecho, sus padres que nunca dejaron de amarlo, corrieron a abrazarlo y besarlo, y lo perdonaron, lo animaron a ser bueno, y le pidieron que, por favor, volviera todo a la normalidad.
Y es que recuerda, que en la Parábola del Hijo Pródigo hasta el hijo más malo puede volver a casa y ser perdonado por sus padres.
Ten en cuenta que la fuerza del Amor en la Familia es lo único que nos da dicha y felicidad.

Adapatación del cuento El malvado Milisforo (Pedro Pablo Sacristan)