Es cierto que la mayoría de veces la transición de un divorcio o separación no se da en los mejores términos. Casi siempre se mantiene durante años una relación de constante competencia entre ambos, por sentir quién da más, en muchas oportunidades les compran costosos juguetes u otros objetos innecesarios, cuando lo importante no son los juguetes en sí, sino el desarrollo de un espacio de creatividad, en el que los juguetes u otros objetos son más que un medio, que le ayudará a desarrollarse.
Las actividades escolares, el poder disfrutar de las salidas en familia y con amigos, las vacaciones, los momentos de entretenimiento y ocio, muchas veces genera conflictos entre los padres separados que se disputan el tiempo como si fuera un tesoro a obtener, poniendo el foco en la pelea conyugal y desviándose del único objetivo que es el de compartir tiempo y entretenimiento con los hijos. Esto repercute en los más chicos, que son los más vulnerables y no tienen la suficiente autonomía, quedándose atrapados en medio de esta situación. Se ven metidos dentro de una contienda que es sólo de los adultos, quienes no siempre pueden apartar a los hijos de estos problemas.
Cuando el padre y la madre viven en permanente desacuerdo entre ellos y con respecto a las decisiones de sus hijos, el niño experimenta una inestabilidad afectiva, porque siente un conflicto de lealtades entre ambos. Los hijos generalmente quieren a ambos, pero frecuentemente sienten que deben ser fieles a uno de ellos, y esto les genera estrés.
Una manera de evitar ese estrés, es conciliar y organizar el tiempo compartido explicándole al niño que es lo que cada uno puede hacer, y eso dependerá del tiempo que cada progenitor tenga, así se evitaran discusiones y peleas innecesarias que sólo provocan un impacto emocional dañino en el niño, que debe dividir su vida y su tiempo en dos.
Una de las cosas más importantes en este tipo de contextos es hacer sentir bien a los hijos y que aunque la pareja esté separada, siguen siendo “padres” responsables de ellos, que los quieren, los protegen y que estarán de acuerdo en hacer lo mejor por su bien.
El divorcio supone una re-organización de la familia. Si bien en esta re-organización está toda la familia involucrada, incluso la de ambas partes, la responsabilidad y el sostén de la organización le compete sólo a los padres. Un divorcio implica una separación de cónyuges, no de los padres. Existen los ex cónyuges no los ex padres.
Extraxcto de: www.escuelaparapadres.net
1 comentario:
Mi esposo fue tan cariñoso y afectuoso hasta un día fatídico cuando decidió romper conmigo y me dejó por otra mujer. Pero el Dr. John (matrimonio.de.solutio@gmail.com), un espiritualista y sanador, me ayudó a devolverlo. Gracias Doctor, siempre te estaré agradecido.
Publicar un comentario