Hace muchos años existió un niño muy pero muy malvado, llamado Alipio, que fugó de su casa pues creía que sus padres no lo querían, así es que como él era muy infeliz, odiaba la felicidad de otros.
Ideó un plan para acabar con todas las familias del mundo, inventando muchas máquinas para tratar de separarlos.
Inventó un gas que quitaba las ganas de trabajar y de estudiar, pero fue en vano, pues eso hizo que las familias estuvieran juntas por más tiempo ya que nunca salían de casa.
Construyó otra máquina que reducía las casas, las hacía más pequeñas, de un solo cuarto, pero las familias se apretaban en menos sitio. Hizo que desapareciera la comida, pero igualmente las familias compartían lo poco que tenían. También hizo que perdieran el habla, pero fracasó al igual que en los otros inventos, pues se entendían por señas y caricias.
Creó otra máquina que hizo que cambiara el clima y que tuvieran demasiado frío, y lo único que consiguió es que se abrazaran más entre ellos para calentarse.
Y así, continuó con sus maldades tratando de separarlas, pero nada dio resultado.
Y lo que más le molestaba era que todas se resistían, sin importar cuántas personas había en cada familia. Pobres, ricos; Grandes, pequeños; Niños, jóvenes o ancianos, todos permanecían juntos.
Hasta que finalmente descubrió cuál era la fuerza de todas las familias: todos se amaban, y no había forma de cambiar eso.
Y aunque trató de inventar algo para destruir el amor, no lo consiguió, y triste por no haber podido acabar con la felicidad en el mundo, se rindió y decidió regresar a casa para ver a sus padres, llorar, pedirles perdón y contarles lo ocurrido.
Y a pesar de todas las maldades que había hecho, sus padres que nunca dejaron de amarlo, corrieron a abrazarlo y besarlo, y lo perdonaron, lo animaron a ser bueno, y le pidieron que, por favor, volviera todo a la normalidad.
Y es que recuerda, que en la Parábola del Hijo Pródigo hasta el hijo más malo puede volver a casa y ser perdonado por sus padres.
Ten en cuenta que la fuerza del Amor en la Familia es lo único que nos da dicha y felicidad.
Adapatación del cuento El malvado Milisforo (Pedro Pablo Sacristan)